Yo lo he oído muchísimo, la verdad. Y no estoy nada de acuerdo. O al menos no debería ser el objetivo final de emprender.
Te pongo en antecedentes, aunque he tenido la fortuna de trabajar con grandes jefes y jefas, de quienes he aprendido mucho, y además les guardo un gran cariño, y en algunos casos una bonita amistad. A mí, el término «jefe», me pone los pelos de punta.
Entre otras cosas, la gran mayoría, tienen una mentalidad empresarial del viejo paradigma: «yo mando y tú haces», «quiero saber en todo momento qué estás haciendo», «debes estar aquí por si te necesito, que además es por lo que te pago», o «puedes darme tu opinión, si lo pongo en marcha será mérito mío, y si no, es que sencillamente no es bueno».
Y ese tipo de relación no es sana, al menos no para mí. Porque me producía una sensación de ninguneo y de infravalor, que hacía que tuviese que luchar contra la desidia, y ver con deseo cualquier otra oportunidad que asomase la nariz, incluso estaba buscando otras opciones laborales, por si «sonaba la flauta», o hubo una ocasión en la que me ofrecieron el salir de la empresa por motivos de facturación de la misma y tardé 0 segundos en aceptar.
Es por eso que cuando decidí emprender, primero tuve que realizar un trabajo interno importante para poder sacudirme esos «restillos» de viejo paradigma, que derivan en «síndrome del impostor», desvalorización de las tarifas adecuadas, aceptación de clientes que no valoran el trabajo que se realiza, o negociaciones frustrantes y perjudiciales.
No, no es sano querer ser tu propi@ jef@, no te necesitas presionándote para alcanzar unos objetivos que todavía no sabes si realmente puedes cumplir. Ni tampoco te necesitas criticándote de más, cuando tienes tanto valor en lo que haces. Tampoco te necesitas pidiendo y pidiendo, como si no supieras todo el trabajo que hay detrás.
No necesitas un/a jefe/a, necesitas ser tú, y darle poder a eso que durante años se quedó guardado en un cajón, porque no servía para cumplir los sueños empresariales de otras personas.
Lo que necesitas de ti mism@, es alguien que te mime, que valore tu esfuerzo, que te permita descansar y disfrutar de tiempo de desconexión.
Necesitas tenerte con todo el cariño del mundo, porque emprender no es fácil, no es sencillo, pero puede ser genial si te tienes como amig@. Y si aún así no sabes cómo sacudirte el viejo paradigma, haz como hice yo, y busca la ayuda de un mentor o mentora, que comparta tus valores, y sepa cómo ayudarte en el viaje de emprender.